dijous, 27 d’octubre del 2011

Noche fría por ser Abril.

Corría el mes de Abril, cuarto mes del año en el Calendario Gregoriano, y Marcel estaba en casa, sentado frente el televisor. Era sábado por la noche y Marcel, como todos los sábados del año, pasaba la noche frente al televisor, perdiendo las magnificas horas de su corta vida. Es verdad que no atravesaba su mejor momento de su vida, y asentía con la cabeza mientras leía en la revista el horóscopo diario. Como si todas las brujas del mundo le estuvieran lanzando un conjuro. Su madre había fallecido hacia dos días, un cáncer terminal acabó con ella. Su padre los abandonó cuando se enteró de que Marcel era ya un feto. Con el tema amoroso, no era ningún Casanova, en su vida no había tenido más de tres relaciones amorosas, y ninguna de ellas había cuajado. Por lo que se refiere al trabajo, cobraba no más de ochocientos euros por hacerle unas fotocopias y recados al típico jefe de pacotilla que te mira por encima del hombro, con ánimo de lucro. Marcel esperaba la compañía de Gulliem, su mejor y único amigo. Su incondicional apoyo, le ayudaba a mantenerse a flote, porque Marcel tenía más de cien motivos para cortarse de un tajo las venas.

Mientras tanto, a la otra parte de Barcelona, se encontraba María. María, esa niña soñadora que se había pasado la vida esperando a su príncipe azul, y que poco a poco se había convertido en una chica con las ideas claras y firmes. Sin embargo, justo al contrario, su autoestima vacilaba cada día más en caerse a un pozo sin fondo, puesto que tan sólo había recibido de la vida los malos tratos de su padre y la sumisión de su madre. Su único apoyo era el cariño de su mejor amiga. Pero su padre, un padre de la vieja escuela, cumpliendo las regalas de su dictadura en la casa no dejaba entrar a ningún amigo en la casa, por lo que sus relaciones amorosas se habían convertido en un juego fatal. Montaba debates tensos con su padre para ganarse un respeto dentro de la casa, y para que su padre la dejara ser un poco más liberal.

Pueden llamarlo carma, Dios, el universo, la teoría de la relatividad, el Ying y el Yang, esa fuerza que mueve las cosas...pero ese algo quería que los dos se encontraran en el mismo lugar, a la misma hora, en el bar Esquí. Macel, sentado en un taburete tomándose una caña. María en la mesa de enfrente, rellenando un crucigrama. De repente, sus miradas se cruzaron, y se paralizaron durante unos infinitos 3 segundos. Él sintió una sensación nueva, extraña, mariposas en el estómago. Ella notó que podía volar, que era inmortal, que por un momento había visto deambular a la felicidad ante sus ojos. Pero ninguno se arriesgaba a fracasar, no encontraban las palabras, nadie quería saltar sin redes que aseguraran un aterrizaje limpio. Él la quería sacar a bailar, ella se lo quería llevar a casa. Ella le susurró al oído, es noche fría por ser abril, y escaparon los dos juntos de esta ciudad tan rara, y la noche fue tan larga... Tendrían hijos bien fuertes y una casa con balcón.

3 comentaris:

  1. Me parece un texto bonito, Marcel un chico que se queda solo y acaba encontrando el amor, y por parte de María una chica la qual tiene familia pero un padre que no quiere que su hija mantenga una relación y sea feliz, pero al final ella consigue lo que quiere. El final me parece un poco extraño.

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  2. Me ha gustado mucho, pero coincido con Maria en que el final es un poco extraño,si.
    De todas formas, me gustan mucho algunas frases que introduces como.."Pueden llamarlo carma, Dios, el universo, la teoría de la relatividad, el Ying y el Yang, esa fuerza que mueve las cosas...".
    Un Saludo.

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  3. La oscuridad de la ciudad a veces puede originar encuentros maravillosos. Me encanta la construcción de esos personajes y el lirismo que se desprende del cuento.

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