EN TIEMPOS DE GUERRA
La tenue luz del sol se dejó entrever entre la ventana de mi casa, mi hogar... las emociones vividas la noche anterior me embragaban, toda mi vida estaba regida por unas normas, unas reglas, simples pero rígidas. Hacía 10 años ya que juré dar mi vida por mi patria, por mi rey, por mi tierra…
Anoche, la tribu bárbara del norte nos declaró la guerra... guerra...; expulsé la palabra con odio, estaba claro, el joven rey bárbaro no tenía límites, su corazón hacía años que se había corrompido y cegado por sus ansias de poder, había tomado la decisión más estúpida de su vida. Qué iluso era creyendo que podría ganarnos, nosotros, nacidos entre el fuego de la guerra y el calor de la batalla.
El frío aliento del viento me hizo despertar de mis pensamientos, salí de mi casa y observé el amanecer, rojo, sediento de sangre; las nubes, rasgadas por el frío viento, impregnadas por los primeros rayos del sol. Observé el horizonte y allí estaban mis compañeros, mis hermanos de armas, ya estaban esperándome.
Exhalé una bocanada de aire y lo expulsé lentamente, sacudí la cabeza, envainé mi espada y ensille a mi corcel; era una bestia negra de ojos ensangrentados, imponente, bello, hermoso y fiel, le acaricié las crines, cogió impulso y cabalgamos juntos hacia el horizonte.
Al llegar a la cima de la montaña todos cruzamos unas miradas profundas, observé a cada uno de los presentes y todos agacharon la cabeza en señal de asentimiento. Las hordas enemigas se acercaban, y a nuestros pies nuestro ejército se mantenía impasible, tranquilo, sosegado... Volvimos a cruzar miradas y dirigimos una sonrisa de aceptación al rojizo cielo. Si ese debía de ser nuestro final que así fuera pero era hora de pararles los pies a los bárbaros.
Descendimos la montaña y nos pusimos al frente de nuestro ejército, desenvainamos las espadas y el grito enemigo nos recorrió la columna vertebral, me giré hacia los patriotas de mi tierra, recorrí con la mirada la formación, no había duda en sus rostros. Levanté mi espada en el aire y simplemente grité a pleno pulmón “por nuestra tierra” el gruñido del ejército fue desgarrador, nuestros enemigos nos observaron expectantes, en su mirada había miedo. Llegó la hora, el sol había inundando por completó el gran valle que se encontraba a nuestros pies; los enemigos empezaban acostarse, una suave brisa removió mis cabellos, observé el cielo, cerré los ojos y, segundos más tarde como un fuerte aullido del lobo a la luna di la señal de avance.
Así pues es aquí donde nuestro destino será decidido, aquí es el lugar donde lucharemos por nuestra libertad, y aquí tal vez, sea el lugar donde muramos…
El texto tiene un vocabulario elaborado, transmite con gran intensidad los sentimientos y emociones y tiene una gran capacidad de expresión. Me ha parecido muy interesante el final, pues es abierto y te deja con intriga. Realmente me ha gustado.
ResponEliminaEn el texto florecen sentimientos, creando complicidad entre el lector y el texto. El vocabulario y su expresión rozan la perfección y el buen gusto. La veracidad del texto nos hace ser participes de la história, además el final abierto crea inquietud que resulta muy agradable.
ResponEliminaEl texto está muy bien escrito y desarrollado durante todo el rato. Es corto pero te explicas muy bien en cada línea sin dejarte ni una solo detalle. El final abierto que has dejado da un punto interesante a la historia que te lleva a querer saber más sobre la historia.
ResponEliminaEl texto tiene un vocabulario muy elaborado, se nota que lees habitualmente...
ResponEliminaLa historia me a gustado ,provoca curiosidad por el que va a pasar al final y sin embargo no tiene un final claro ,es como que lo dejas caer , que no se sabe que va a pasar.
Me ha gustado mucho.
Es el estado de la foto el que recoges, remontas y llegas hasta él. Me ha parecido una manera muy original de explicar la fotografía: el cómo se ha llegado a una situación y no cómo acabará.
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