Unos días en la vida de JORGE MANRIQUE (Por Sandra Villa Lago)
Llorar y secarte las lágrimas asolas siempre, a oscuras y ahora,
para colmo, sin nadie a mi lado… ¿a caso alguien se ha interesado alguna
vez por lo que me ha ocurrido? ¿alguien ha tenido el valor de
enfrentarse a una relación amistosa? No lo creo, siempre vagabundeando
arriba y abajo, sin tener realmente a alguien con quién contar, sin
saber que hacer o cómo actuar… ¿Por qué me dejaste? Me siento solo… Hoy
no es cierto aquello que me repetías continuamente, hoy las palabras no
me fluyen como la sangre, hoy la sangre que corre por mis venas está
apenas templada. ¿Debería rendirme? ¿Acaso no ganaste suficientes
batallas honrando aquellos a los que pudiste ayudar con tus grandes
dotes de caballero? No logro entender la causa de tu ida, y no quiero
entenderla!¡Maldita fortuna!¡No has sabido comportarte como es debido!
Juro que lloraría lágrimas de sangre si fuese necesario para poder
descargar hasta el más mínimo sentimiento de furia que descargaste sobre
aquellos que no la merecían!
¡Oh Dios todopoderoso! Oh Dios que siempre haces el bien…..¡baja! ¡explícame esto! ¡Dame una razón por la cual deba continuar creyendo en ti!¡ Creyendo que todas las malas acciones tienen su carga y su destino en el infierno y que la gente honrada pasa a una vida mejor! ¿Es acaso esto un castigo?
¡Oh Dios todopoderoso! Oh Dios que siempre haces el bien…..¡baja! ¡explícame esto! ¡Dame una razón por la cual deba continuar creyendo en ti!¡ Creyendo que todas las malas acciones tienen su carga y su destino en el infierno y que la gente honrada pasa a una vida mejor! ¿Es acaso esto un castigo?
Dulces amarguras y lamentos
En las que tu yaces, padre
Mas yo sufro gran tormento
Metido en pinchos y alambres
¡Oh Dios, todopoderoso!
¿Qué tal larga vida me espera?
Sin probar tu paraíso
Ni este infierno que me quema
¿Cuál ventura me acompaña
Si de este dolor yo muero?
Si asolas en la montaña
Las cosas claras no veo
Ni las azucenas florecen,
Ni el prado viste verdoso,
De alegría estas carecen
No hay árboles frondosos
Esperándome en el cielo
Tu feliz sonrisa aguarda
y yo suspiro tu anhelo
hasta mi hora llegada.
En las que tu yaces, padre
Mas yo sufro gran tormento
Metido en pinchos y alambres
¡Oh Dios, todopoderoso!
¿Qué tal larga vida me espera?
Sin probar tu paraíso
Ni este infierno que me quema
¿Cuál ventura me acompaña
Si de este dolor yo muero?
Si asolas en la montaña
Las cosas claras no veo
Ni las azucenas florecen,
Ni el prado viste verdoso,
De alegría estas carecen
No hay árboles frondosos
Esperándome en el cielo
Tu feliz sonrisa aguarda
y yo suspiro tu anhelo
hasta mi hora llegada.
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